Brújula, instrumento de otra época, pasado ya de moda. Le toca en suerte un tiempo ya futuro a sus servicios: navegantes por satélite, viajeros de guías a 500 páginas bajo el brazo, calles que organizan el espacio en las ciudades. Su norte ya es antiguo y sin embargo, su valor simbólico se multiplica a cada hora, paradójicamente crece a medida que disminuye su utilidad. No, ya nadie busca tesoros imposibles en el polo y pocos atraviesan selvas a golpe de machete, los galeones naufragados de otro tiempo ya han sido descubiertos o se ha optado por su carácter legendario. Se sugiere, entonces, su portación, como objeto metafórico de búsqueda, contra el norte nimio de la trampa diaria...