El salvaje norte de Tailandia

Luego de la vertiginosa llegada hasta la frontera de Tailandia, cruzamos en piragua dejando a nuestras espaldas nuestra querida Laos. Un nuevo pais que nos recibio con alegria pero con algo de lluvia tambien.
Tomamos el bus a Chiang Mai, ciudad cultural de Tailandia. Esta ciudad se caracteriza por su gran actividad cultural y espiritual, tiene casi el mismo numero de templos que Bangkok, que es una ciudad mucho mas grande. Llegamos justo un domingo, dia del mercado nocturno de fin de semana. Manzanas y manzanas con puestos callejeros donde vendian todos los productos que uno se pueda imaginar, mezclados con templos de tanto en tanto. Fue curioso que entre todo el bullicio de gente comprando, caminando, vendiendo, cantando por unas monedas, y tratando de hacerse un lugar entre todo ese mundo de gente, a las 18:00 en punto desde unos altoparlantes comienza a sonar algo que parecia el himno nacional y toda la multitud se paralizo por unos minutos, como si hubiesen puesto pausa en una pelicula. Cuando acabo la musica, todo volvio a la normalidad.
Aprovechamos el primer dia para hacer un curso de cocina Thai que algunos dias despues ya nos olvidamos todos los platos que habiamos aprendido (tengo que reconocer que Fran, aunque le dio mas de un dolor de cabeza a la profesora-siguiendo su costumbre de estudiante escolar- tuvo mejores resultados culinarios que yo (mas de uno no se va a sorprender de esto).

Al siguiente dia alquilamos una moto, nuestro medio preferido, y fuimos hasta el Tiger Kingdom, al encuentro de los temidos tigres. Alli entramos a una jaula de una cria de un anio de edad lo suficientemente agresivo para que entremos con dos cuidadores con palos que garantizaban mas el castigo del tigre que nuestra seguridad, permanecimos alli por unos 20 minutos en los que este hermoso animal nos permitio acariciarlo, siempre desde atras y sin mirarlo a los ojos. Cada tanto los cuidadores hacian algun ruido para distraer su atencion, igual tranquilos todos que casi ni se dio cuenta de nuestra presencia.

El paso siguiente fue quizas el mas significativo del dia y casi del viaje, seguimos varios kilometros hasta que llegamos a una reserva de elefantes. Como la actividad de estos animales (que ya no tiran arboles ni llevan troncos, sino que como todos en Tailandia animan el turista) comienza por la maniana, a las dos de la tarde cuando llegamos nosotros no habia nadie, de hecho ni nos cobraron entrada. Fuimos derecho hasta donde estaban un grupo de elefantes entre los que habia una cria con su madre y a su lado, una hembra embarazada a la cual podiamos hacercarnos sin ningun problema. Un cuidador nos vio y nos presto una manguera para que jugemos con el pequenio elefentito que no paraba de divertirse con el chorro de agua. Se tiraba al suelo y pataleaba mietras lo manguereabamos, luego se levantaba llenaba su trompa de agua y se mojaba aun mas, luego volvia a tirarse al suelo. Su madre lo miraba y casi parecia disfrutar de esta imagen tanto como nosotros. Luego el cuidador nos trajo maiz para que los alimentemos. El elefentito desaforado se paraba en dos patas poniendo sus patas por encima de la baranda y estirando su trompa pidiendonos mas maiz, increible. Su madre, tranquila, solo estiraba la trompa para golpearnos y pedirnos mas comida. Salimos del lugar totalmente conmovidos por le experiencia de jugar con los elefantes, y por el intercambio que tuvimos con semejante bestias.




La siguiente ciudad que visitamos fue la antigua capital del reino de Siam, la ciudad de Sukkhotai (Amanecer de la felicidad) que luego de ver las impresionantes ruinas de Angkor en Camboya nos quedaron un tanto pequenias. Recorrimos las ruinas en una maniana en bicicleta y por la tarde ya estabamos en un tren -algo lento- camino a la ciuidad capital Bangkok. Pasamos alli unos dias en los que ademas de cumplir con las visitas obligadas nos dedicamos a tramitar las visas para nuestra visita a Myanmar. Visitamos entre otras cosas el Palacio Real (todo restaurado a nuevo) y el mercado flotante que ya dejo de ser mercado para transformarse en tiendas de artesanias, ya que los progresistas comerciantes cambiaron los reducidos margenes de las frutas y verduras por las amplias ganancias de las artesanias, con lo cual no se encuentra un tomate ni con lupa. Hicimos algo de shopping, pero moderado, en el famoso mercado de fin de semana Chatuchak. Pero se nos hicieron algo largos los dias en semejante urbe, esperando que nos entregaran las visas.
Ademas, y para aprovechar mejor las tarifas de avion hacia Yangon, nos tomamos dos cortos dias de playa en Ko Chang, una isla "salvaje" como se la conoce aca, relativamente cerca de Bangkok. La idea era relajarnos un poco pero la lluvia no nos dejo, y casi que terminamos mas estresados que lo que llegamos, ya que el ultimo dia quisimos recorrer la isla en moto y nos llovio absolutamente todo el dia. A la noche, agotados, empapados y sin el mejor humor nos regalamos una noche en un hotel 4 estrellas, que aunque se iba de nuestro presupuesto la disfrutamos como nenes con juguete nuevo.
Esto fue el capitulo 1 de Tailandia que les debiamos, en la proxima entrega ya les contaremos de los maravillosos dias que pasamos en Myanmar (Birmania), sin duda el farvorito hasta ahora de la lista.
Besos abrazos y saludos
Anafranz